Causa satisfacción el interés del público cinematográfico actual por el drama, cuyos protagonistas son la tecnología y la ética, desarrollado en la mente de un físico teórico y mánager, personaje central del Proyecto Manhattan.
Por Luis Eguiguren. 18 septiembre, 2023. Publicado en El Peruano, el 20 de agosto de 2023.La película “Oppenheimer”, estrenada el 20 julio en el Perú, “ha dejado maravillado al público”, indican algunos los titulares. El filme está inspirado en el libro «Prometeo americano: el triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer», con más de 700 páginas; publicado en 2005, después de 25 años de trabajo de sus autores. En 2006 recibieron, por esta obra, el Premio Pulitzer de Biografía o Autobiografía.
Causa satisfacción el interés del público cinematográfico actual por el drama, cuyos protagonistas son la tecnología y la ética, desarrollado en la mente de un físico teórico y mánager, personaje central del Proyecto Manhattan.
En su artículo científico: «Robert Oppenheimer: las aporías éticas del padre de la bomba atómica» (2009), el doctor Juan Arana Cañedo-Argüelles, catedrático de Filosofía en la Universidad de Sevilla, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (España), analiza la problemática proporcionando bibliografía relevante.
El escrito se articula a través de siete acápites que se pueden glosar así, en orden: Robert Oppenheimer fue un espíritu selecto que se situó entre la física experimental y la teórica. Asumió el gran desafío del Proyecto Manhattan; que planteaba la incógnita: ¿debe ser hecho todo lo que puede hacerse? Hubo de pagar el precio de pasar a la historia. Corresponde preguntarse si fue ¿paloma o halcón? Finalmente, se vio comprometido en la grandeza de una derrota.
Juan Arana —quien estuvo en el Perú, en mayo 2017, ofreciéndonos generosamente su saber en la Facultad de Humanidades y el Centro Cultural de la Universidad de Piura— destaca que Oppenheimer hizo su autorretrato con estos términos: «El sabio y el artista viven ambos en los confines del misterio. Permanentemente están rodeados de él. Su función creadora exige que guarden equilibrio entre la síntesis y la novedad, entre la lucha por el orden parcial y el caos».
Según las citas que presenta Arana, bajo el epígrafe «Un espíritu selecto», el padre de la bomba atómica se distinguió por «la búsqueda perpetua de confluencias y el gusto por los terrenos limítrofes» siendo un «auténtico devorador de libros». «Asimiló una cantidad ingente de conocimientos tanto en el campo de las ciencias como en literatura, sin olvidar el arte, las lenguas y la historia de las religiones», con fascinación por la espiritualidad oriental, era capaz de traducir y memorizar amplios pasajes del Bhagavadgîtã y los Upanishads.
Oppenheimer, cabe atreverse a concluir, según lo manifestado en el párrafo anterior; estuvo dotado, en buena medida, tanto de un talante interdisciplinar, como de uno transdisciplinar. La apertura hacia distintas disciplinas, procurando distinguir tanto los límites entre éstas, como su mutua complementariedad, tiende a favorecer la creatividad. Por esto, el científico fue «responsable de los pasos concretos a dar en el plano empírico y encargado de despejar todas las incógnitas teóricas que se presentaron».
Yendo al cuarto acápite, ¿Debe ser hecho todo lo que puede hacerse?, se advierte que Oppenheimer, como Prometeo, se las ingenió para sustraer de lo divino, de los confines del misterio, la colosal energía encerrada en el núcleo atómico.
El talento del científico vislumbró las dimensiones del conocimiento humano, sin cerrarse a la trascendencia del saber religioso. Así se explica la carta de invitación dirigida a Stanley Yaki, que Oppenheimer firmo el 1 de abril de 1966, ocho meses antes de su muerte. En la carta se lee: “Estimado Padre Jaki. Por recomendación de la Facultad en la Escuela de Estudios Históricos, me complace invitarlo formalmente a visitar el Instituto de Estudios Avanzados [de la Universidad de Princeton en New Jersey] para el año académico 1966-1967. Todos esperamos con placer tenerlo con nosotros para una visita”.
Stanley L. Jaki (1924-2009) fue un sacerdote húngaro, miembro de la orden benedictina, especializado en la historia y filosofía de la ciencia. Después de completar su formación universitaria en Filosofía, Teología y Matemáticas, Jaki se graduó en Física; obtuvo doctorados en Teología (1950) y en Física en la Universidad de Fordham (1958), donde estudió dirigido por el Premio Nobel Victor Hess, codescubridor de los rayos cósmicos. También realizó investigación posdoctoral en Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Stanford, en la UC Berkeley y en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad Princeton. Jaki es autor de más de 24 libros sobre la relación entre ciencia moderna y cristianismo, publicados entre 1966 y 2008.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.